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Artículos

Recital Yrigoyeneano que tuvo lugar en B. Aires el día 3-07-2008 con motivo del 75º aniversario del fallecimiento del ex presidente de la Nación Dr. Hipólito Yrigoyen. LEER ARTICULO.

Artículos sobre la presentación del libro "Leopoldo Federico, el inefable bandoneón del tango" escrito por Jorge Dimov y Esther Echenbaum Jonisz y que han sido publicados en diferentes medios. El primero de ellos en exclusiva para la revista "Altango en Flores" por el Maestro Mario Valdéz.


LEOPOLDO FEDERICO, EL INEFABLE BANDONEÓN DEL TANGO


Desde el oximoron del subtítulo, figura lógica griega que se da en la expresión latina “contradictio in terminis”, nos internamos en un libro de tango y “ainda mais” escrito por Jorge Dimov y Esther Echenbaum Jonisz: médico y psicoanalista él, y profesora de Historia Norteamericana y Lingüística ella, becados ambos por la Fundación Konex, egresantes en 2004 del postgrado “Diplomatura Superior en Tango”. El libro fue lanzado por Gourmet Musical Ediciones, con un DVD que como complemento nos presenta emocionalmente recuerdos de diversas vivencias.
El trabajo es el desarrollo de una larga serie de entrevistas con Leopoldo Federico, una de las más importantes personalidades bandoneonísticas en la historia del tango. Al modo de la técnica del Gran Reportaje que creara Jaime Wenceslao Molins, y a través de una lectura que es realmente atrapante, podemos internarnos en un universo insospechado. Basta, simplemente, con seguir a cada uno de los personajes que el maestro Federico trató en su prolífica carrera, y con una lectura inteligente sabremos más “tango” que el que se ve en la superficie de tanta literatura como viene apareciendo hace ya muchísimo tiempo.
No puedo ser imparcial: Esther Echenbaum Jonisz trabajó junto a mí largos años en variada temática, y ha tenido la deferencia -en este libro- no sólo de recordarlo ella en la contratapa, sino de citar mi archivo personal a la hora de listar el aparato erudito. En mucha prescindible pero curiosamente famosa literatura de tango hay grandes olvidos, como en los diccionarios de tango que desconocen a Don Alberto Hilarión Acuña, a quien Carlos Gardel grabara cuatro obras como solista y dos en dúo con José Razzano.
Alberto Hilarión Acuña, digo, que con René Ruiz enjoyaron la música como dúo Ruiz-Acuña. “Tened el valor de decir que os habéis equivocado”, dijo el gran filósofo alemán Jorge Guillermo Federico Hegel. Dimov y Echenbaum Jonisz, en cambio, no se equivocaron: nadie queda en el olvido en sus citas: los buscan a uno por uno, y ése es uno de sus mayores méritos, lo que por sí solo invita a la cofradía tanguera a ser lectora de este trabajo.
Los músicos de los que los autores del libro nos dan noticias representan una época de esplendor alcanzada con talento. Jorge Argentino Fernández, bandoneonista nacido en Salta, y que no se olvidó de su provincia, a la cual recorrió en gira con su colega Humberto Dávoli.
Y nombrando nosotros desordenadamente a los personajes que tuvieron participación en la vida musical de Leopoldo Federico, nos hallamos con José “Cacho” Puertas, brillante pianista que en su natal Rosario integrara el Cuarteto de Antonio Ríos, del cual nos queda el testimonio sonoro. Angelito Sanzó, seudónimo del gran pianista Ángel Frégoli Sanzó, trágicamente fallecido, rosarino también. Carlos Bermúdez, porteño nacido el 04-06-1918. Cantor y autor: conocido como Alberto Bermúdez con las orquestas de Carmelo Aiello y Manuel Buzón, pasó a llamarse Alfredo Bermúdez con Pedro Laurenz para no generar confusión con un locutor homónimo. Integró el rubro vocal con Edmundo Rivero en la Orquesta de Horacio Salgán, y en 1952 cantó con el sexteto de Juan Carlos Howard. Excelente cantor, se radicó en Centroamérica, y continuó allí su carrera. Compuso un hermoso vals: “No lo dudes” (como oyente, no lo dudo).
Julio Alberto Cantuarias, por error de imprenta presentado como Canturias, nacido el 20-03-1904 en el porteño barrio de Santa Rita, y radicado en Escobar, donde falleció el 12-08-1981. Fue actor y autor. Hacia 1925 frecuentó el círculo de Dante A. Linyera (Francisco Rímoli), con quien colaboraría tiempo después en la Revista “La Canción Moderna”, en la que tenía a su cargo una sección firmada como L. Tron. Intervino como actor en la Troupe “Florida del Arrabal”, que organizada por Dante Linyera y auspiciada por su Revista se presentó en diversas salas, cines y teatros de la Capital y sus alrededores durante unos siete años. Su tango “¡Padrino Pelao!”, música de Enrique Delfino, fue estrenado en 1930 por Tita Merello en el teatro “Nacional”, durante la representación de “El Conventillo de la Paloma”, de Alberto Vacarezza. Luego lo grabó Francisco Canaro, con Charlo como estribillista, y después lo hizo Ignacio Corsini. Carlos Gardel lo llevó al disco con las guitarras de Aguilar, Barbieri y Riverol, el 28-08-1930, dos tomas, y ese mismo año lo incorporó a uno de sus cortos de la serie “Encuadres Musicales”. Todo ese espíritu penetró en el sentir de Julio Sosa, de quien el libro describe su período con Leopoldo Federico.
¡Cuánto material surge gracias a los músicos y autores diseminados en todo el continente de esta importante obra!
Eugenio Cárdenas: bonaerense de Carmen de Areco, 06-09-1891, fallecido en Buenos Aires el 01-01-1952. Seudónimo de Asencio Eugenio Rodríguez. Carlos Gardel le grabó 29 obras. Letrista de canciones que en su adolescencia escribió sus primeros versos, dándose a conocer en la Revista “El Hogar”, que en su número del 09-07-1915 le publica una serie de décimas tituladas “Versos”, y a partir de entonces da a conocer sus poesías en esa y otras publicaciones. Esporádicamente aparece alguna obra suya grabada como instrumental, tal es el caso de “Amor trágico”, tango grabado en 1926 por Osvaldo Fresedo.
El bandoneonista Pedro Miguel Carrasco, bolivarense del 05-07-1929, que en la Capital Federal nos dejara para siempre el 13-03-1999 en 1958 actuó con Fulvio Salamanca. En 1986 con el también pianista Norberto Digoraro en la Unión Soviética. En 1987 con el gran Osvaldo Tarantino en Bolivia. Estudió armonía con Pedro Aguilar. No dejó producción, salvo esbozos que conservo en mi archivo personal. A pedido suyo, sus restos fueron cremados y sus cenizas esparcidas a través del Rosedal por su compañera de vida, la uruguayísima Margarita Salgueiro, no tan conocida como la Uruguayita Lucía.
Tomás Cervo, violinista y compositor que no ingresó a SADAIC, que vivía por calle Inclán 3207: Osvaldo Fresedo le grabó el 16-08- 1927 el tango “Dios te salve”, versión instrumental.
Gregorio Policastro: 02-05-1900; 14-04-1955. Viola, autor y compositor.
Firmaba muchas obras como G. Policastro. Seudónimo: Poli. En 1953 integró la Orquesta Estable de LR3, dirigida por Leopoldo Federico.
José Cacopardo, violinista y compositor, coautor del pianista Gerardo Emilio en el tango “El loco del volante”. Trajinó sus últimos años en Flores: en 1977 en José Bonifacio 2292, Piso 5°, y en 1980 en Culpina 550, 1° “C”. Entre Tandil y Remedios.
Enrique Corletto nos abre el camino para recordar a los Corleto y los Corletto, contrabajistas que en 1928 vivían en Canalejas 1861 (Flores, consignaba la guía musical): Alfredo Corleto (¿?; ¿?), seudónimo de Alfredo Ireneo Corlette, también compositor, y J. Corleto: Jesús N. Corleto.
Y Ángel Corleto, seudónimo de Ángel Corlette, ejecutante destacado del tango, que en 1940 vivía en Rivadavia 1439. Y Teresa Corletto de Stokle, conocida por ello como Teresa Stokle: contrabajista, directora de la Orquesta de Señoritas de la Confitería del “Cine París (Casa Scherrer). Particular: Miró 337.
En el racconto se nombra al tango “Los 33 Orientales”, cuyos compositores fueron José Felipetti (Natalín) y Francisco Mazzeo, y cuya letra fuera del rosarino Arturo Juan Rodríguez, de cuyo archivo soy el depositario.
Entre las grandes composiciones del pasado se recuerda al tango “El Caburé”, de Arturo Vicente De Bassi, cuya edición de 1918 fue dedicada a su gran amigo Roberto L. Cayol. Presentado como “tango noctámbulo”, integra el catálogo de Rollos 88 notas, Breyer, 1919, joya que atesoro.
Y de los tangos “de más acá” se recuerda a “Pena de Amor”, de Jorge Argentino Fernández, cuya letra es de José María Contursi, que en ese entonces firmaba como Contursi (Hijo), tal como lo vemos en la reedición que hiciera en 1941 ADMA, la Asociación Difusora de Música Argentina.
Y si de obras hablamos, se recuerda una de las páginas más brillantes de Héctor Luciano Stamponi: su vals en letra y música “Un momento”.
Bernardo Germino (14-02-1895; 16-02-1954), violinista y compositor. Comenzó su actividad profesional en la década de 1920, y en su carrera le tocó actuar, entre otros, junto a Juan Carlos Bazán, Julio De Caro, Alfredo Gobbi, Roberto Goyheneche, Orquesta Típica Victor, Luis Petrucelli y Enrique Pollet (el “francesito”). Tiene en su catálogo de tangos una joya llamada “Criolla Linda”, con Vicente Gorrese, letra de Luis Rubistein. Grabó la Orquesta de Cayetano Puglisi en RCA, el 13-06-1929.
Los nombres van apareciendo: Agustín Bardi y su tango milonga “Tierrita” (“Para mi amigo Miguel A. Trebino”), con letra agregada por Juan Andrés Caruso, grabada por Carlos Gardel, y otra por Jesús Fernández Blanco, publicada por Pirovano en 1933. El libro nos retrotrae al gran Astorre Bolognini, y ello nos hace pensar en el Trío González-Bolognini-Vilaclara: “Dos Tríos de Beethoven y uno de Ravel nos brindó en una hermosa soirée el trío “González-Bolognini-Vilaclara”, conjunto que, sin duda, porque sus componentes ensayan con tiempo, paciencia y contracción –pequeño secreto que es la clave de muchos y de todos los grandes intérpretes “de acompañamiento”- puede ser considerado como modelo entre nosotros”. (Eggers Lecour, Asociación Wagneriana, Crónica del mes en “Nosotros”, Noviembre de 1925).
Surge José Alonso y Trelles, conocido como “El Viejo Pancho”, poeta gauchesco a quien Carlos Gardel, el dúo Gardel-Razzano y José Razzano le grabaron siete obras, entre ellas el vals “Como todas”, con música de Américo Chiriff.
El tema de Enrique Santos Discépolo nos lleva a Ray Rada, seudónimo de Raymundo Radaelli, letrista uruguayo, autor de canciones populares, que firma con Enrique Santos Discépolo la letra del tango “Justo el 31”, música de Enrique Santos Discépolo. En 1930 Discépolo registra música y letra en la Biblioteca Nacional, y a los pocos días vuelve a registrar la letra, pero en común con Ray Rada, constando ello en documentación pública obrante en mi archivo.
“Un tango y mi recuerdo” fue música de Leopoldo Federico y Osvaldo Perri, con letra de Horacio Montana, seudónimo éste de Horacio Santiago González, editado en 1956 por Julio Korn, y vuelto a nuestro recuerdo gracias a la lectura de este libro, como gracias a él recordamos que Horacio Santiago González es identidad legal compartida con el cantor conocido como Horacio Castel, historia aparte de esta historia.
Horacio Esteban Malvicino, nacido en Concordia el 20-10-1929, gran guitarrista de jazz, Director de Orquesta, compositor, ejecutante y arreglador destacado del tango, que acuñara como seudónimo de intérprete Alain Debrais, nos lo recuerda este libro. En el campo del tango fue integrante del Octeto Buenos Aires, Quinteto Nuevo Tango, la orquesta dirigida por Carlos García y el conjunto “Los muchachos de antes”.
Todo un capítulo de opiniones nos hace ver a Leopoldo Federico bajo los testimonios de Ricardo Norberto Bellini, José Colángelo, Raúl Garello, Horacio Malvicino (Malveta para su entorno), Osvaldo Montes (“El Marinero”), Juan José Mosalini, Antonio Príncipe, Osvaldo Requena, Susana Rinaldi, Atilio Stampone, Fernando Suárez Paz y, “saltando” el orden alfabético, José Ángel Da Silva, “El Portugués”, quien nos puede hablar, emocionándonos, del gran saxofonista de color Aquilino, allá por 1961 en “El Americano” que el bailarín Cacho Vera regenteaba en Comodoro Rivadavia, cuando Manolo Monasterio llevó a Astor Piazzolla con Jaime Gossis como pianista del Quinteto en el “Bagatelle” de la calle Belgrano, y un oyente de lujo era infaltable: Joe Ríspoli, cuyos últimos tangos enjoyan mis anaqueles.
Un jugoso y ameno final bautizado “Bonus Track” nos hace ingresar en un caleidoscópico mosaico de anécdotas y gustos, más las principales orquestas en las que actuó a lo largo de su carrera Leopoldo Federico.
Y si se quiere “pensar” la sucesión tan bien llevada por los autores del libro, con una ayuda de Robert Lachmann se podrá recorrer mejor el mundo del 3. 3. 2 que se insinúa en el correr de las páginas, ese 3+ 3+ 2 que comenzó hace años a preocupar las inquietudes de las últimas camadas del tango.

Recomiendo la lectura de este libro: es provechoso. “ Ernesto Mario Lach”

NOTAS PUBLICADAS EN OTROS MEDIOS:

La Nación: La historia de un músico inefable   Leer artículo.

Página|12: El máximo músico de tango vivo   Leer artículo.


ALFONSÍN, EL HOMBRE DE LA PROVIDENCIA por Diego Barovero*


En la vida de los pueblos suele ocurrir que aparecen hombres providenciales destinados a ocupar un lugar de relevancia fundamental en la historia de las naciones. Son hombres (o mujeres) cuya vida, prédica, ejemplo y accionar resulta decisiva en determinada circunstancia histórica para guiar a sus compatriotas en momentos cruciales, capaces de inspirarlos y canalizar el espíritu de cambio que anida en los corazones y mentes.
Sin lugar a dudas la figura de Raúl Ricardo Alfonsín corresponde a esta categoría de seres humanos, la de los hombres providenciales.
Porque: ¿Cuál hubiera sido la historia de la República Argentina sin el triunfo de Alfonsín y la Unión Cívica Radical en las elecciones del 30 de octubre de 1983?
Sin ánimo de iniciar un ejercicio de ucronía, debemos sincerarnos y reconocer que seguramente la historia argentina de estos últimos veinticinco años hubiese sido otra.
Por lo pronto y a mero título de ejemplo, no hubiera habido juicio a las Juntas Militares y por ende se habría consagrado la impunidad de la represión ilegal, tal como lo planteaban la plataforma y el candidato del PJ Italo Lúder al sostener la legalidad de la ley de facto de autoamnistía.
No se hubiera creado la CONADEP ni habría habido investigación acerca de las gravísimas violaciones a los derechos humanos en tiempos de la dictadura militar. Vale señalar que la CONADEP fue un organismo independiente integrado por los más prestigiosos representantes de diversos ámbitos del quehacer nacional y que el justicialismo rechazó participar de ella y de su labor.
No se hubiera alcanzado el tratado de paz y amistad con la hermana República de Chile en el conflicto por el canal de Beagle siguiendo el laudo dictado por su santidad Juan Pablo II y ratificado por una abrumador mayoría de la ciudadanía en una consulta popular ejemplar, a la que el peronismo convocó activamente a no votar o votar en contra del instrumento pacificador.
Herminio Iglesias hubiese sido gobernador de la provincia de Buenos Aires y Lorenzo Miguel en su carácter de vicepresidente 1° en ejercicio de la presidencia del Consejo Superior del Partido Justicialista (por ausencia de su presidente María Estela Martínez de Perón) hubiera sido el hombre fuerte del gobierno de Luder, y por ende se habría consagrado la preeminencia de la "patota sindical" por sobre el diálogo político y el respeto a la libertad de expresión y el disenso. Se habrían exacerbado las pautas corporativas de nuestra sociedad en detrimento de la democratización de nuestra cultura.
No vale la pena extenderse más para concluir que muy diferente hubiera sido la historia de los últimos veinticinco años sin Alfonsín y la UCR.
También por ello, Raúl Alfonsín está siendo destinatario en vida del reconocimiento que quizá imaginó para cuando ya no estuviera en este mundo. No me refiero al merecido tributo que constituye la inclusión de su imagen en el Salón de los Bustos de la Casa Rosada ni mucho menos a la mera ceremonia de homenaje vacío y plagado de lugares comunes y alabanzas huecas que le dedicó nuestra señora Presidente y a la que el gran repúblico respondió con una verdadera cátedra de civismo. Me refiero al tributo que cotidianamente y desde los más inesperados espacios se han dedicado en este último tiempo a reivindicar con justicia el rol y la personalidad del presidente de la restauración democrática.
Le correspondió ser el primer presidente de la democracia renacida en 1983 en gran medida por su prédica positiva, convocante y exenta de revanchismo, pero de profundo sentido libertario. Vale tan sólo mencionar la emoción que provocaba entonces cuando cerraba sus alocuciones públicas (en todos los mitines que organizó desde las más importantes concentraciones urbanas hasta los más recónditos rincones de la vasta geografía nacional) pronunciando el Preámbulo de la Constitución Nacional, por él convertido en rezo laico, santo y seña de la cruzada democratizadora. Y también fue sin duda el artífice indispensable de la consolidación del sistema democrático, no solamente como forma de gobierno sino como modo de vida ya definitiva e inexorablemente incorporado a la cultura argentina.
Todos sabemos y recordamos que se vivieron momentos complicados, harto difíciles durante su mandato, donde debimos aprender a convivir en democracia más allá de las lógicas y esperables diferencias y defenderla de las acechanzas que, en aquellos años fundacionales con mayor ahínco, se hicieron notar.
Vivir en democracia aparece ahora como una situación normal para las generaciones más jóvenes, por caso, para los chicos de cuarto año a quienes me toca enseñarles derecho constitucional en las aulas del Colegio Nacional de Buenos Aires. A veces me parece notable que vivan como algo lógico el normal desenvolvimiento de las instituciones democráticas o el proceso electoral que cada dos años vivimos en nuestro país. Es que han tenido el privilegio de nacer con la democracia felizmente consolidada en la Argentina en gran medida por obra de Alfonsín quien para ellos es como un personaje de los libros de historia. ¡Y vaya si lo es!
Para mí, cuando tenía la edad de estos jóvenes que hoy son mis alumnos, fue bien diferente ya que me tocó vivir el renacimiento democrático al que Alfonsín estará indisolublemente ligado no sólo en mi memoria sino en el imaginario colectivo.
Es que Alfonsín, entre sus muchos méritos, supo interpretar mejor que nadie ese anhelo popular, esa pulsión colectiva que clamaba por la democratización de nuestra vida como sociedad.
Hoy, a un cuarto de siglo de aquellas jornadas históricas, y tras el más largo período de vigencia de las instituciones republicanas desde comienzos del siglo XX, el pueblo - aún aquellos que disienten con su filosofía y sus principios políticos - se lo reconoce con respeto y hasta con gratitud.
Porque Alfonsín conserva esa virtud comunicativa y carismática con la sociedad desde sus días de campaña de 1983 cuando recorrió dos veces el territorio de la república llevando su mensaje democratizador. Aún hoy irradia esa simpatía campechana propia de los políticos de raza, que tanto escasean por estos tiempos, ese aire patriarcal y paternal que él mismo cultiva, sentimiento sin duda unido a la circunstancia de que se lo siente un poco el padre de ese renacimiento de las esperanzas que significó el retorno de las instituciones democráticas que en la conciencia colectiva permanecerá por siempre unido a su figura.
No cuesta entender ese sentimiento, porque Alfonsín aparece ante los ojos de los argentinos - aún aquellos que no comulgan con sus ideas ni practican su credo cívico - como un hombre de bien, un líder decente, que conserva la virtud de haber actuado honestamente y haber sido absolutamente fiel a sus ideas, lejos del travestismo ideológico tan en boga desde que él dejara la presidencia, al que no nos terminamos de acostumbrar. Pero además y empardándose con los grandes prohombres del radicalismo histórico que fueron y son ejemplo de honradez proverbial como Alem, Yrigoyen, Alvear, Sabattini, Illia, Balbín, no pesaron ni pesan sobre él acusaciones ni sospechas de enriquecimiento personal o de corrupción como lamentablemente ocurre con muchos de quienes lo sucedieron.
No tengo la fortuna de poder llamarlo ni considerarme amigo de Alfonsín. Lo he visto y he podido hablar con cierta intimidad pocas veces. Pero guardo en mi recuerdo una anécdota que lo pinta de cuerpo entero como el verdadero zoon politikon que es.
En 2005 tuve el honor de ser candidato a diputado nacional por la Capital Federal en las listas de la UCR y en plena campaña electoral organizamos desde el Instituto Nacional Yrigoyeneano la presentación del libro del historiador Guillermo Gasió sobre la segunda presidencia de Yrigoyen, que constituye la más detallada y objetiva investigación publicada sobre el período y su protagonista. Lo presentamos juntos con Raúl Alfonsín en un acto no sólo académico y cultural sino político realizado en el Comité de la Capital de la UCR. Al finalizar el mismo, lo acompañé hasta hasta la puerta del local y a través del trayecto hasta la salida eran cada vez más los simpatizantes que se acercaban a él para saludarlo, besarlo, tocarlo y nos iban alejando, hasta separarnos completamente. Ya en la calle, su hijo Ricardo lo ayudó a introducirse en el automóvil que lo devolvería nuevamente a su casa. Una vez en la vereda me acerqué a la ventanilla tan sólo para decirle "Hasta siempre, presidente, gracias". No terminé la frase, que Alfonsín había abierto la puerta y dificultosamente salió del coche para abrazarme y despedirse con palabras que denotaban una familiaridad que no teníamos, pero que eran reflejo de su satisfacción por la exitosa reunión y que nunca olvidaré por reconfortantes: "Chau Barovero y gracias... ¡Metele, Barovero, metele!", dicho lo cual volvió a sentarse en el automóvil que partió raudamente. Así es don Raúl, el hombre superó las ocho décadas de vida y que hace 25 años nos devolvió a los argentinos la democracia y nos enseñó a valorarla y cuidarla.
Octavio R. Amadeo en "Vidas Argentinas" al referirse a la vejez de una figura consular de nuestra Patria dice: "le fué otorgada la vejez, que es casi un virtud. Y cuando se llega a ella con salud moral y física, con utilidad social, es como una santidad...Fué un gran viejo; la vejez es una dignidad y una virtud. Producir un viejo es un éxito de la naturaleza y una victoria de la raza". El sayo le cabe con creces al insigne Raúl Ricardo Alfonsín, que es grande sin haber pretendido querer serlo.

*http://diego-barovero.blogspot.com/


Tres deseos: Mario Valdéz, músico.(Nota publicada en MDZ)



Mario Valdéz interpreta en piano en el Senado Nacional.

Mario Valdéz salió del ostracismo para los mendocinos cuando irrumpió en el Senado Nacional estrenando una tonada dedicada al vicepresidente Julio Cobos. En él, vive un músico con una extensa experiencia. Aquí nos cuenta qué piensa y qué desea que va a pasar en 2009:

1- ¿Cuál es su principal deseo para el país en el nuevo año?
Que el paìs funcione sin declamatorias oficiales ni opositoras. Que el oficialismo de turno convoque al diálogo, y no transite la cooptación de los dirigentes circunstanciales. Que la oposición ayude a la eterna reconstrucción declamada y reclamada, y no que se encarame en la cresta de la ola para decir "esto lo veníamos diciendo", porque si "esto lo veníamos diciendo", pues ¿porqué no lo hicieron en su momento? Que el país tome ejemplo de los países como Suecia, en donde la seguridad social da a la población una total seguridad social y no una inseguridad colectiva. Un país en donde no haya más que tres Poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, sin el Partido Sindical, ni el partido Militar, ni el partido Eclesiástico ni el Partido Económico, ni ningún otro tipo de Partido presionando para no sé qué, pues el país es hoy una mayoría de gende descreída de los eternos líderes que nos han llevado a que estemos rezagados hasta el punto de que siempre haya que empezar todo de cero, como si estuviéramos recién saliditos del horno. Un país donde sea posible creer. Un país donde hasta las figuras del arte, el deporte y la literatura dejen de ser digitadas, movidas y sostenidas por los recursos de varios poderes, entre ellos el clásico Cuarto, que ¡vaya si generan fenomenales recursos económicos!

2- ¿Cuál es el principal proyecto que usted tiene para encarar en 2009?
En lo personal, dar a conocer mi obra para que mi obra pueda competir con la existente. Dar a conocer mis canciones grabándolas, y luchando para que esas grabaciones se difundan por los medios, y que sea el úblico recipiendario quien juzque si las obras ameritan ser o no tenidas en cuenta a la hora de la elección, y no que sea el difusor de turno quén decida si le conviene o no pasarla. Dar a conocer todos mis escritos de investigación y, dentro de ellos, revalorizar la obra escondida de tantísimos autores de barrio en la Capital Federal y de los pueblos en las provincias, algo que no se hace como se debiera hacer en los grandes medios de difusión. Dar a conocer esas y otras aspiraciones en mis modestos pero muy queridos medios digitales: Radio Sabaires y la revista trimestral AlTango en Flores, y que los periodistas del país den a conocer mis obras para que sea el público quien decida si hay o no hay algo de valor en ella. Pero no solamente mi obra, sino también la de tantos que han logrado resultados excelsos, como el poeta juninense Rodolfo leiro, con 87 años a cuestas y 42 libros publicados, y a pesar de ellos siendo un desconocido para el lector argentino que no lo halla ni en los suplementos de la gran prensa. Que se deje de llamar Académicos a quien no poseen título Académico por no haber sido egresados de una Universidad. Que se considere catedrático a quienes a partir de sus creaciones ya están dando cátedra: como ese gran mendocino que fuera don Julio Quintanilla.

3- ¿Qué espera que ocurra en las elecciones de este año?
Que no vuelvan a surgir figuras salvadoras que declaman en oratorias lo que los Partidos en donde crecieron no supieron cristalizar. Que no se pisotee la voluntad de quien debiera ser el Soberano, haciendo entuertos y alianzas espurias entre dirigentes de ocasión y camarillas que aspiren a continuar obteniendo dividendos. Que puedan surgir figuras que tienen ideas en su cerebro, y que existen, solamente que no están promocionadas por las grandes corporaciones politicas que sólo aspiran al cambio formal "una vez más", esto es, al "cambiar todo pero, eso sí, sin cambiar nada". Que la masa de votantes pueda encauzar (¡quijotesca idea!) su voto, votando a quiénes quieran gobernar y botando ¡al fin una vez! a quienes declamando querer gobernar tan sólo quieren continuar el Gran Curro. Que haya un cambio cualitativo, comenzando por la prédica que ayude a ilustrar al votante que el votado no es un mandamás, pues quien Manda Más debería ser el que vota.

Producción: Gabriel Conte, Liliana Hidalgo, Eliana Drajer, Patricia Rodón, Lucas Taboada, Federico Silvapintos, Viviana García Sotelo.

Notas relacionadas:
Mario Valdéz, el hombre que le escribió una tonada a Julio Cobos.
La tonada de Julio Cobos, un estreno musical inesperado en el Senado.


Republicamos el siguiente artículo, aclarando que el trabajo realizado para la nota en Diario Popular, escrito por el relevante periodista Hugo Martinez, fue una excelente complementación de la producción de Karina Nisinman.

Margarida Solá - webmaster

Queridos amigos: estoy agradecido a Karina Nisinman por ser el alma mater de la nota publicada por "Diario Popular", su productora, ya que el trabajo realizado por Karina allanó el camino para que Hugo Martínez, el periodista, pudiera escribirla.
A Karina, pues, y al gran profesional Martínez, luces inspiradoras de tan nobles sentimiento y emociones, vaya mi reconocimiento republicando el artículo en Radio Sabaires con todo cariño, sin farolerías y con toda sinceridad.
Gracias a todos los que aportaron datos e ideas, comenzando por Karina Nisinman y Hugo Martínez.

Ernesto Mario Lach.

LA DANZA Y LA MUSICA ESTAN EN PLENO AUGE, PERO QUE PASA CON LOS LETRISTAS
¿EXISTEN LOS NUEVOS DEL TANGO?
Por HUGO MARTINEZ

El tango sigue desatando polémicas y siempre es tema de discusión e intercambios de pareceres, ideas y, por qué no, de intereses, Meses atrás, los letristas y poetas del tango estuvieron en el ojo de la tormenta. Una falsa hipótesis los daba por ausentes en la escena porteña. Muchos de ellos reaccionaron airadamente y otros ni se detuvieron a discutir. Sin embargo y a la hora de hilar fino, el tango vive en la actualidad un auge sin precedentes en el mundo. Convengamos que la aparición de músicos que pusieron a disposición del género su talento, su técnica instrumental y su disciplina, le dieron al tango la oportunidad de una expresión rica en matices y propuestas.
El tango danza también vive su momento de gloria y goza de una gran adhesión, sobre todo de la jóvenes, quienes le dieron un fuerte ímpetu y que poblaron las milongas, tanguerías y escuelas de baile. Además, surgieron aportes de bailarines profesionales y prestigiosos, como Julio Bocca, quienes crearon coreografías basadas en los compases del 2 por 4.
Con todo este bagaje de cosas nuevas y de gran riqueza artística, la palabra en el tango, aparece de tanto en tanto y a cuentagotas. Si hasta pareciera que estuviera en deuda, en comparación con las otras disciplinas tangueras.
Sin embargo, muchos son los poetas y letristas que escriben y dan testimonios de su talento y de su aguda observación de la realidad a la que visten con metáforas. Palabras y descripciones que pasan por el tamiz de los sentimientos y hasta se sitúan en minúsculas geografías, como un farol y hasta el cordón de la vereda.
Nobleza obliga reconocer que, hoy por hoy, la palabra en el tango no ha sido dimensionada en su justa medida. Las comparaciones -siempre odiosas- con los grandes compositores -Discépolo, Cadícamo, Manzi, los hermanos Expósito, entre otros-, no sólo han diluido las nuevas propuestas, sino que le han restado espacio.

Talento y oficio
Para Héctor Negro, creador entre otros temas de Viejo Tortoni, con música de Eladia Blázquez, ?toda la creación literaria universal y nacional que el poeta haya aprehendido o simplemente conocido en su formación, es un patrimonio al alcance de quien se disponga a escribir una letra de tango?, expresó al contestar con qué elementos literarios se encuentra un poeta hoy en día. Y añadió: ?La lectura y conocimiento de los grandes poetas enriquecen las posibilidades de cada uno. Luego hay que volcar el talento, aplicar el oficio de la canción (que es algo específico), en definitiva: expresarse con la propia voz?.
Respecto de la creación de una obra de tango, Negro precisó que ?cada autor o creador debe tener su perfil propio sin necesidad de mercado. Nadie le ha de indicar ningún camino que él no sienta como propio de su sensibilidad y capacidad creadora. No hay que tener falsas expectativas, hay que crear y jugarse en cada obra. Escribir con sinceridad y con verdad, con sentimiento y convicción. El tango es un género que tiene historia, una valiosa herencia y hermosas y multiplicadas perspectivas?.
A la hora de evaluar las dificultades para hacer conocer una obra -poesía o letra de tango- el poeta Ernesto Mario Llach evaluó objetivamente que ?la primera dificultad que encuentra un poeta de tango para dar a conocer su obra es que los difusores -incongruentemente- casi nunca divulgan, dedicándose a propalar los productos conocidos desde hace mucho por el público, con lo que se aseguran de ser, por lo menos, leídos (o vistos, o escuchados)?.
?El segundo escollo -añadió- es el de conseguir que un intérprete incorpore al repertorio su composición, porque él sabe de antemano que los medios de difusión repiten la obra consagrada, digamos por ejemplo Cambalache. Y una tercera complicación es que pareciera ser que la mayoría de los intérpretes promocionados y propalados son cantautores, por lo que jamás interpretan otra obra que no sea la de ellos?.
Pero Llach va más allá y se pregunta. ¿Qué es un poeta del tango, y cómo y cuándo se lo reconoce como tal? ?Un poeta del tango -respondió- es quien retrata todo tipo de sentimientos que conmuevan a sus contemporáneos. Pero ello me lleva a decir que no hay fondo que prescinda de la forma. Si no hay forma, en la canción no se puede vehiculizar la poesía. Y la inmensa mayoría que desde la poesía quiere abordar el tango no lo logra, simplemente porque no conoce la forma musical del tango. No se trata de imitar, sino de interpretar el hoy, pero aprehendiendo lo que nos enseñaron los de ayer?.
Para el académico Luis Alposta, el tango es esencialmente un arte de síntesis. ?Puede ser una sinfonía, un ballet de pareja abrazada, una novela existencial musicalizada o las tres cosas juntas, sin necesitar para eso más de dos o tres minutos?.
?En síntesis: una etapa literaria a la que nuestra música popular también le debe parte de su difusión. Y con respecto a las letras, digamos que antes de Mi Noche Triste, nada; después de El Ultimo Café, otra cosa?, sostuvo.

Crear es el mandato
Para el letrista y poeta Alejandro Szwarcman, creador del tango Pompeya no Olvida, la pregunta clave es ¿Qué sucede con el público?. ?Lo que yo puedo o trato de entender, es que como nación, y sobre todo en la década del ?90, hemos caído no sólo económica y socialmente. Por cuanto lo económico-social está ligado a lo cultural, creo que es fácilmente perceptible que la gente, y especialmente los jóvenes (no todos), consumen canciones de pobrísima calidad?.
La segunda cuestión que se formula Szwarcman es ¿De qué hablan los poetas?. ?Ni siquiera el mismo poeta sabe de qué quiere hablar hasta que no está enfrente del primer boceto o garabato en verso. Una cosa es la intención, otra la inspiración, y definitivamente otra, el oficio. Los tópicos de la poesía no han variado, aun cuando varíen los protagonistas y los escenarios: el amor, el paso del tiempo, el destino, Dios, la vida, la finitud, es decir, la muerte?.
Por último, Szwarcman asegura que ?la única posición que puede adoptar un poeta del tango es la creativa. Es decir, hay que crear. Nada más. El artista se debe dedicar a crear. No se le puede, ni se le debe exigir nada al arte?.
Para el poeta Raimundo Rosales, ?un poeta de tango de hoy a la hora de escribir una letra se encuentra con los mismos valores, conflictos o motivaciones con los que se encontraba un poeta de los años 30 o 40. Ante esto, ?la pregunta que siempre nos hacemos es si no estará ya todo escrito, ya que todo lo que ha dicho el tango (y otras expresiones) lo dijeron antes. Y la respuesta es que tal vez estemos obligados a escribir sobre aquello que merece ser contado nuevamente. Y si el que encara este desafío es un verdadero poeta, entonces aparecerá una mirada original o novedosa?.
Respecto de las dificultades, Rosales tiene una particular visión. ?Desde hace algunos años (no más de cuatro o cinco) varios de esos escollos se fueron suavizando. Hay músicos que están componiendo dentro del tango canción, y casi todos los cantantes que deciden grabar un disco incorporan tangos nuevos, en diversa proporción. Posiblemente, el inconveniente se mantiene en cuanto a los difusores.

Artículo publicado en el Diario Popular 23-12-2008 www.popularonline.com.ar

Comentario de Rodolfo Leiro sobre la nota.

Hermoso artículo y apasionante su lectura y la reiterada mención que se hace de un tal Ernesto Mario Llach. Rodolfo Leiro os felicita.
Cuando levantes tu copa, quizás una burbuja traviesa que partiendo de la voz de Carlitos en una elipse de tango "hará nido en tu frente", te hará saber lo inmensamente grande de tu quehacer tanguero. ¿Que si me gusta el tango? Mi corazón lo labraron con sus compases, mi vena inspirativa se nutre ciertas veces de una palabra que, caminando desde el arrabal hasta el cemento, me diga que allí está el pulso de la vida, el que se va o el que viene, el que grita su euforia o el que solloza su desgracia.
Allí está el Poeta, porque como lo ha sostendido Leiro, no hay letristas de tango, hay POETAS de tango.
Por eso, en esta hora en que has llegado hasta "esta bolita cansada de rodar la vida", como he dicho en alguno de mis sonetos en lunfardo, me siento obligado a hacerte llegar mi fraternal abrazo.
¡Ah, Poeta!, no te olvides de venir a verme, así te llevas un par de libros para tu biblioteca.
Rodolfo Leiro, Fito para los amigos.


El Instituto Nacional Yrigoyeneano fue creado por Ley 26040 -votada por unanimidad de ambas Cámaras del Congreso Nacional de la República Argentina- sobre la base del Instituto Yrigoyeneano fundado el 1 de junio de 1948 por un grupo de fervorosos yrigoyenistas estudiosos del ideario y la doctrina acuñada por el genial patriota que fuera Hipólito Yrigoyen, dos veces Presidente de la República. Desarrolla una labor de difusión académica y cultural ininterrumpida en cumplimiento de sus objetivos y fines institucionales con destino a la investigación, promoción y difusión de la vida, el pensamiento y la obra del doctor Hipólito Yrigoyen, y que constituyen aún hoy un autentico proyecto democrático a concretar.
En este marco a través de la acción del maestro Mario Valdéz, el Instituto está empeñado en la constitución del Archivo Musical Yrigoyeneano que contenga las piezas y obras musicales compuestas y dedicadas por los artistas a la figura y la obra del ex presidente argentino. Algunas de las obras integrantes de ese archivo aún en formación han sido presentadas públicamente en el Primer Recital Yrigoyeneano llevado a cabo el 21 de setiembre de 2007 en la Academia Porteña del Lunfardo, con dirección musical y presentación a cargo de Mario Valdéz y las voces de Livia Comerci y Beatriz Villar y, posteriormente, en el Segundo Recital Yrigoyeneano celebrado el 3 de julio de 2008 en el Salón Azul del Honorable Senado de la Nación, con motivo del 75° aniversario del fallecimiento de Hipólito Yrigoyen, bajo la dirección del maestro Valdéz y con la interpretación de sus vocalistas Livia Comerci y Florencia Presedo.
www.yrigoyen.gov.ar


Arturo Mor Roig, 'El Catalán'.
Por Diego Barovero*

La memoria de los argentinos suele ser endeble y caprichosa. Sin dejar de tener en cuenta que nos encontramos en un contexto político particularmente desfavorable motivado por una suerte de febril infantilismo setentista alentado desde los círculos oficiales, no podemos dejar de recordar la figura del Dr. Arturo Mor Roig, quien murió el 15 de julio de 1974 como consecuencia de un cruel y cobarde atentado perpetrado por la organización terrorista Montoneros. Un comando de dicha agrupación lo soprendió almorzando en un sencillo restaurante de San Justo. Ejemplo de honradez y dignidad personal, desde su regreso al llano se ganaba su peculio como asesor legal en un establecimiento fábril de la zona.
A casi treinta y cinco años del crimen, la personalidad de Arturo Mor Roig adquiere una dimensión aún mayor ya que su figura se destaca como un signo de reconciliación y consenso.
Nacido en 1914 en Lérida, llegó a la Argentina de niño junto a sus padres inmigrantes. Estudió Procuración en la Universidad de Buenos Aires (no se recibió de abogado) y ya adulto se doctoró en Ciencias Políticas en la Universidad Católica Argentina.
Reconocido dirigente de la Unión Cívica Radical a la que adhirió en su juventud, su vasta trayectoria legislativa enalteció la política, desde sus comienzos como concejal en San Nicolás, como senador en la Legislatura bonaerense y en el desempeño de la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación entre 1963 y 1966. Su vida pública estuvo siempre presidida por la disciplina de la razón, la vocación por el diálogo, la virtud de la tolerancia y el desprendimiento personal. No podía ser presidente de la Nación, ya que no era argentino nativo sino naturalizado.
En 1971, despojándose de todo cálculo mezquino respecto de hipotéticas aspiraciones y honores futuros , aceptó ser ministro del Interior del gobierno de facto presidido por el General Alejandro Agustín Lanusse, comprometiendo su prestigio personal y político con el objetivo de reconstruir el sistema republicano sobre la base de la unidad de todos los argentinos.
Cumplió su cometido, ya que el 25 de mayo de 1973 asumió un gobierno constitucional electo sin proscripciones partidarias por primera vez luego de dieciocho años.
Lamentablemente, pagó con su vida la firmeza de sus convicciones y su compromiso democrático.
No fue casual que mataran a Mor Roig apenas dos semanas después del fallecimiento del presidente Perón. Los Montoneros, expulsados de la Plaza de Mayo por el anciano conductor, habían pasado a la clandestinidad y, en un escenario de enfrentamiento permanente con López Rega, el sindicalismo ortodoxo y la derecha peronista, buscaban un medio para acercarse a Isabel Martínez de Perón, quien por entonces buscaba apuntalar su débil administración mediante el diálogo con todo el arco político y social.
Habían intentado por medio de un encuentro con el líder radical Ricardo Balbín que éste mediara ante la presidenta viuda, recibiendo del platense una rotunda negativa si antes no salían de la clandestinidad y hacían público su compromiso con el sistema democrático.
Decidieron entonces enviarle un mensaje a Balbín. Eligieron por blanco al ex ministro Mor Roig, quien no contaba con custodia ni protección especial y se manejaba como un ciudadano común en el desarrollo de su rutina diaria. La muerte de Mor Roig fue, pues, una advertencia a toda la dirigencia política.
Su sacrificio no fue en vano, ya que más allá de banderías partidarias su testimonio sobrevive renovado en las instituciones de la república democrática.

Buenos Aires, 22 de Septiembre 2008

* Abogado, historiador, vicepresidente del Instituto Nacional Yrigoyeneano. Autor de 'Arturo Mor Roig entre el ensueño y el sacrificio. (La transición democrática de 1971-1973)', Editorial Dunken, próxima aparición Octubre 2008.


Señor Vicepresidente de la Naciòn Argentina, Ingeniero Julio Cobos,
y el Maestro Mario Valdèz, mùsico y compositor.

Fotografìa tomada el dìa jueves 25-09-2008 en el Despacho del Sr. Vicepresidente, durante un encuentro entre el pianista y compositor Mario Valdèz y el Vicepresidente en ejercicio de la Presidencia de la Repùblica, a quien el Maestro Valdèz dedicara en letra y mùsica el pasado 3 de Julio la tonada mendocina 'Mi Amigo Julio', cuyos versos fueran entonados por la exquisita cantante Livia Comerci durante el Recital Yrigoyeneano que presentara en aquella oportunidad el Instituto Nacional Yrigoyeneano en el Salòn Azul del Honorable Senado de la Naciòn.